Las apuestas en esports ya no se definen por una audiencia limitada compuesta únicamente por jóvenes aficionados masculinos que siguen unos pocos títulos competitivos. En 2025, el perfil demográfico de los apostantes se ha ampliado de forma notable, impulsado por cambios culturales, mayor accesibilidad tecnológica y la globalización del gaming competitivo. El aumento de la participación femenina, el predominio de la Generación Z y la aparición de nuevos mercados están redefiniendo la forma en que operadores, equipos y organizadores abordan este segmento.
La participación femenina en las apuestas de esports ha crecido de manera constante durante los últimos cinco años, pasando del interés ocasional a una implicación regular y fundamentada. Estudios de mercado realizados en Europa y varias regiones de Asia entre 2024 y 2025 muestran que las mujeres representan actualmente entre el 30% y el 35% de los apostantes en mercados regulados, frente a menos del 20% hace una década. Este crecimiento refleja una aceptación social más amplia del gaming como forma de entretenimiento general.
A diferencia de generaciones anteriores, muchas mujeres que se incorporan a las apuestas de esports ya están familiarizadas con los videojuegos competitivos a través de retransmisiones en directo, redes sociales y juegos móviles. Su comportamiento de apuesta suele ser más selectivo, con preferencia por torneos importantes, equipos reconocidos y formatos claros. El importe medio de las apuestas suele ser inferior al de los hombres, aunque la duración de las sesiones y los niveles de retención son comparables.
Este cambio está influyendo directamente en el diseño de productos y en las estrategias de comunicación. Las interfaces, los materiales informativos y la atención al cliente adoptan cada vez un tono neutral y centrado en la claridad, alejándose de estereotipos. Los operadores que se adaptan a estas expectativas suelen registrar mayores niveles de confianza y participación por parte del público femenino.
Uno de los cambios más relevantes asociados al aumento de la participación femenina es la preferencia por la toma de decisiones basada en datos. Las apostantes muestran una mayor tendencia a consultar estadísticas de los partidos, historiales de rendimiento de jugadores y análisis previos antes de realizar una apuesta. Esto ha incrementado la demanda de herramientas analíticas accesibles y de información clara antes de los encuentros.
Otro aspecto clave es la gestión del riesgo. Los estudios de 2025 indican que las mujeres apuestan con menor frecuencia en mercados de alta volatilidad, como las apuestas especiales o de resultados poco probables. En su lugar, priorizan mercados sencillos, como el resultado del partido o apuestas a largo plazo en torneos, lo que encaja con estrategias de control del presupuesto más estables.
Estos patrones contribuyen a un ecosistema de apuestas más sostenible. En los segmentos con mayor presencia femenina se observan tasas de abandono más bajas y niveles superiores de autorregulación.
En 2025, la Generación Z representa el grupo demográfico más numeroso dentro de las apuestas de esports a nivel global. Criados en un entorno marcado por comunidades online y contenidos interactivos, estos usuarios perciben las apuestas como una extensión natural del seguimiento competitivo, no como una actividad independiente. Su implicación está estrechamente ligada a retransmisiones en directo, creadores de contenido e interacción en tiempo real.
Los apostantes de la Generación Z prefieren experiencias optimizadas para dispositivos móviles y acceso inmediato a los mercados durante los partidos en vivo. Retrasos, procesos de verificación complejos o una presentación confusa de las cuotas reducen de forma significativa su interés. La rapidez, la transparencia y la integración fluida con los canales de contenido son requisitos básicos.
Este grupo también muestra una fuerte preferencia por la autenticidad. Las marcas y operadores que no conectan con la cultura de los esports suelen tener dificultades para generar confianza, independientemente de su inversión publicitaria.
La responsabilidad social tiene un peso real en el comportamiento de la Generación Z. Las encuestas realizadas entre 2024 y 2025 muestran que los apostantes jóvenes son más conscientes de los límites de gasto y de las herramientas de juego responsable, especialmente cuando estas funciones se explican de forma clara y son fáciles de utilizar.
La validación social es otro elemento clave. Las decisiones de apuesta suelen estar influenciadas por streamers, narrativas de equipos y debates comunitarios, más que por pronósticos tradicionales. Este modelo de confianza distribuida obliga a los operadores a seguir de cerca la opinión de la comunidad.
Por último, la Generación Z muestra una fidelidad limitada hacia las marcas. La retención depende de la relevancia constante, del trato justo y de la alineación con normas culturales cambiantes, más que de la costumbre.

Más allá de Europa y Norteamérica, el crecimiento de las apuestas en esports es especialmente notable en América Latina, el Sudeste Asiático y algunas regiones de África. La mejora de la infraestructura de internet, la alta penetración de smartphones y el desarrollo de escenas competitivas locales están acelerando la adopción.
En países como Brasil, Vietnam o Nigeria, las tasas de crecimiento de las apuestas en esports en 2025 superan a las de las apuestas deportivas tradicionales. Las poblaciones jóvenes y una fuerte cultura gaming crean condiciones favorables para una expansión sostenida.
No obstante, el desarrollo de estos mercados varía en función de la claridad regulatoria, la accesibilidad a los métodos de pago y el nivel de confianza local en los servicios digitales.
En los mercados emergentes se observa una mayor atención hacia ligas regionales y equipos locales, en lugar de grandes torneos internacionales. Esto desplaza el foco hacia competiciones de base y patrocinios regionales.
Las preferencias de pago también difieren. Los monederos móviles y métodos alternativos predominan en regiones con acceso limitado a la banca tradicional, lo que influye directamente en la estructura de los servicios de apuestas.
De cara a 2026, la convergencia de audiencias diversas y nuevos mercados apunta a un ecosistema de apuestas en esports más fragmentado, pero también más resistente, donde la adaptabilidad y el conocimiento cultural serán factores decisivos.